Rosalind Franklin, la científica invisible que descubrió el secreto de la vida

Rosalind Franklin fue una científica maker que murió sin conocer su mayor descubrimiento: la estructura del ADN. Su trabajo fue utilizado por científicos reconocidos.

"La ciencia y la vida no pueden ni deben ser separadas. La ciencia, para mí, da una explicación parcial de la vida. En la medida en que va, se basa en hechos, experiencias y experimentos."ROSALIND FRANKLIN

En el año 1962, los científicos Francis Crick, James Watson y Maurice Wilkins recibieron el Premio Nobel de Medicina. El motivo fue “por sus descubrimientos concernientes a la estructura molecular del ADN y su importancia para la transferencia de información en la materia viva”. Habían descubierto lo que se conoce como el secreto de la vida: la estructura del ADN. Pero esos descubrimientos nunca hubieron sido posible sin una persona que, durante años, se le eludió su reconocimiento: la científica y maker Rosalind Franklin, la persona que tomó la Fotografía 51 que completaba el rompecabezas para entender el ADN.

 
Rosalind Franklin, la científica que descubrió el secreto  de la vida: el ADN.

Rosalind Franklin, la científica que descubrió el secreto de la vida: el ADN.

 

Cuando se otorgó el Nobel a los citados científicos, se omitió a Rosalind Franklin. Hoy en día no hablaríamos de ella ni de su imprescindible trabajo sobre el ADN si no fuera porque uno de los científicos que recibió el Nobel, James Watson, la mencionó en las memorias “La doble hélice” (1968). Watson la calificó como “una incompetente incapaz de interpretar las imágenes de rayos X” y reconocío haber utilizado el trabajo de Franklin sin su conocimiento. Para Franklin era tarde; falleció en 1958. No pudo defender sus investigaciones ni protestar por la descripción de Watson sobre ella en el libro. 

Rosalind Franklin recibió un reconocimiento tardío. Durante años, sus descubrimientos fueron invisibilizados y atribuidos a hombres y, paradójicamente, no hubiera salido a la luz si Watson no la hubiera nombrado maliciosamente en su libro. Rosalind Franklin investigó durante años el ADN y sentó las bases para comprender quiénes somos.

Una joven “alarmantemente inteligente” que creía en la ciencia para el bien de la humanidad

Rosalind Franklin (Londres, 1920 - Londres, 1958) creció en una familia judía acomodada y dedicada a la banca y al negocio editorial. Desde pequeña, la calificaron como una niña “alarmantemente inteligente”. Estudió en el colegio femenino de St. Paul con tradición en preparar a las jóvenes para una carrera. En 1938 entró en la Universidad de Newnham College (una universidad femenina ligada a la Universidad de Cambridge), donde obtuvo una beca para estudiar física y química a pesar de la oposición paterna. En la universidad, Rosalind se introdujo en el campo de la cristalografía de rayos X, una técnica que puede revelar la estructura atómica oculta de la materia en su forma cristalina.

Desde pequeña, Rosalind Franklin destacó por ser “alarmantemente inteligente” con interés en la ciencia como mejora de la humanidad. En la imagen, Rosalind con 12 años rodeada de sus hermanos pequeños Roland, David, Jenifer, and Colin.

En 1941 Rosalind se graduó con intención de iniciar su tesis doctoral. Por aquel entonces, el mundo estaba inmerso en la Segunda Guerra Mundial. La familia Franklin procuró refugio en Inglaterra a los judíos que lograron escapar del nazismo. Rosalind también quería ayudar, pero quería hacerlo mediante la ciencia. Su padre la acusó de hacer de la ciencia su religión. “En mi opinión, lo único que necesita la fe es el convencimiento de que esforzándonos en hacer lo mejor que podemos nos acercaremos al éxito, y que el éxito de nuestros propósitos, la mejora de la humanidad de hoy y del futuro, merece la pena de conseguirse”, le respondió Rosalind.

Franklin contribuyó al esfuerzo bélico y trabajó en la Asociación para la Utilización del Carbón. Sus experimentos lograron mejoras en las máscaras antigás. Consiguió su doctorado y después del fin de la guerra, en 1947, recibió una oferta en un puesto de investigación en uno de los mejores laboratorios de París: el Laboratorio Central de Servicios Químicos. 

Los mejores años de Rosalind en París

En París, Rosalind pasó cuatro años en los que ganó reputación internacional. Impartió conferencias, publicó en revistas especializadas y se especializó hasta convertirse en una experta mundial en la técnica de difracción de Rayos X. En algunos momentos, debido a la sobreexposición, Rosalind tuvo que pasar unas semanas alejada del laboratorio a causa de los problemas de salud que podrían ocasionar. 

Para Rosalind, París significaba el progreso, un entorno abierto a las mujeres muy diferente al ambiente masculino que conocía de Londres. Cuando en 1950 recibió una propuesta del director del King’s College, el físico John Randall en Londres, para crear una difracción de rayos X que investigara la estructura de las proteínas, Rosalind tuvo dudas de dejar la capital francesa, pero finalmente, aceptó.  Sin embargo, antes de marchar supo que Randall redirigía el enfoque de la investigación: no iba a utilizar la difracción de rayos X para estudiar las proteínas, si no, para estudiar una sustancia poco conocida, el ADN. 

 
En París, Franklin fue realmente feliz y, se convirtió en una experta internacional en la difracción de Rayos X; unos conocimientos clave para descubrir la estructura del ADN.

En París, Franklin fue realmente feliz y, se convirtió en una experta internacional en la difracción de Rayos X; unos conocimientos clave para descubrir la estructura del ADN.

 

Hasta entonces, poco se sabía de lo qué era el ADN. En el 1943, el investigador médico y físico Oswald Avery de la Rockefeller University descubrió que las características genéticas de un organismo podrían transferirse a otro a través del ADN. Era una creencia no universalmente aceptada que el ADN era el material genético formado por largas cadenas de azúcar y fosfatos con forma desconocida con cuatro ingredientes químicos llamados bases. ¿Pero cómo una molécula tan simple podía ser la responsable de la diversidad de vida en la tierra?  La tarea de Rosalind era descubrir la estructura del ADN y así fue, como, sin querer se introdujo en una carrera no declarada por descubrir el secreto de la vida. 

Las innovaciones de Rosalind en el King’s College

Rosalind se incorporó al King’s College en 1951 cuando las instalaciones estaban devastadas por la guerra. El King’s College nunca fue un lugar de agrado para Rosalind: la tecnología disponible era anticuada y las mujeres sufrían un trato discriminatorio; tenían prohibida la entrada en la sala de profesores o en el comedor y nunca alcanzaban el reconocimiento que tenían los hombres.  

El ambiente de trabajo tampoco la ayudó. Desde el inicio, Rosalind tuvo tiranteces con su compañero de laboratorio Maurice Wilkins debido a problemas de comunicación El director Randall le había dicho a Wilkins que Rosalind Franklin sería su asistente, mientras que, a ella le había prometido que, en la investigación de rayos X, trabajaría ella de forma independiente junto al estudiante de doctorado Raymond Gosling

Hasta la incorporación de Franklin, Wilkins y Gosling habían estado trabajando en el difractómetro, pero sin obtener resultados concluyentes. Franklin, con ayuda de Gosling, mejoró el instrumento: añadió una cámara y prestó atención en mantener un grado de humedad en las muestras de ADN, lo que le permitió avanzar en las investigaciones. Además, entre Franklin y Wilkins había diferencias de carácteres que acrecentaban sus desavenencias: ella era apasionada, elocuente y decidida; él, prudente y tímido.

 
osalind en el King's College mejoró el difractómetro que le permitió obtener resultados concluyentos sobre el ADN.

Rosalind Franklin nunca se sintió a gusto en el King’s College. A pesar de eso, hizo un trabajo increíble y mejoró el difractómetro lo que le permitió obtener resultados concluyentes sobre el ADN.

 

A pesar del ambiente hostil, Rosalind hizo un gran trabajo. Consiguió las mejores fotos del ADN gracias a su experiencia con la difracción de rayos X y halló el paso más importante hacia el descubrimiento final de la estructura: hay dos formas de ADN; la forma A, más seca y cristalina que producía imágenes detalladas; y la forma B, más húmeda y cómo se encuentra en las células vivas. La silueta B reveló una pista clave para resolver la estructura del ADN: hay una forma de X estructurada en una hélice. 

La Fotografía 51, la clave para entender el ADN

Rosalind Franklin presentó su descubrimiento en noviembre de 1951 en una conferencia en el King’s College. Se concentró, sobre todo, en la forma A diciendo que “probablemente era como la B, de estructura helicoidal”. Entre los asistentes, se encontraba realizando espionaje James Watson, un biólogo norteamericano que vino a Europa a estudiar el gen. Watson quería trabajar en el King’s College, pero no lo consiguió; acabó investigando en el Laboratorio Cavendish de la Universidad Cambridge junto con el físico, biólogo molecular y neurocientífico Francis Crick, viejo amigo de Wilkins. Watson y Crick estudiaban de manera extraoficial la estructura del ADN con un método diferente: la construcción de modelos a partir de la deducción. En la conferencia Watson se dió cuenta de que los datos de Franklin eran muy valiosos.

Una semana después, Watson y Crick invitaron a científicos del King’ College a Cavendish para que vieran su modelo de ADN. Habían propuesto un modelo helicoidal con las bases situadas en el exterior con la información recabada. Entre ellos, estaba Rosalind Franklin, quien les comentó que el modelo no podía ser correcto. El director de los laboratorios Cavendish, Lawrence Bragg, ante tal humillación, prohibió a Watson y Crick continuar con la construcción de modelos.

 
James Watson y Francis Crick intentaban descubrir la estructura del ADN a partir de la deducción.

James Watson (izquierda) y Francis Crick (derecha) planteaban de forma extraoficial la estructura del ADN. Ellos se basaban en la construcción de modelos a partir de la deducción.

 

Franklin siguió con su trabajo: se centró en sacar conclusiones a través de la experimentación paciente para revelar datos. Construía su modelo basado solo en los datos objetivos que le proporcionaba la difracción de rayos X, una técnica que, aún en la actualidad, se utiliza para explicar la estructura molecular. En aquellos años, requería mucho trabajo. Rosalind tenía que hacer los cálculos manuales y la interpretación de una sola imagen podía tardar más de un año. Rosalind mostró perseverancia hasta que en mayo de 1952 produjo la imagen más nítida sobre la forma B del ADN y que revelaba los secretos, la conocida como la Fotografía 51.

El  mal ambiente en el King’s College nunca cedió. Wilkins se sentía excluido y se encontraba habitualmente en Cambridge con Watson y Crick, a quienes les pasaba información sobre las investigaciones de Rosalind del ADN, a escondidas de ella. La criticaba y se refería a ella como “esa terrible Rossy que acapara datos”. Por su parte, Watson sabía que el químico estadounidense Linus Pauling también trabajaba en la estructura del ADN y era pionero en la técnica de construcción de modelos. Su hijo, Peter Pauling, trabajaba con ellos en el laboratorio Cavendish y su padre le envió un estudio preliminar en el que escribió que el ADN podría estar formado por una hélice de 3 cadenas con las bases orientadas hacia el exterior. Watson sabía que era incorrecto, pero temía que si Pauling accedía a los datos de Rosalind Franklin, que él conocía a través de Wilkins, podría obtener el modelo correcto. Empezaba la carrera de verdad por saber el secreto de la vida.

Watsón intentó convencer a Rosalind para que colaborara con ellos considerándola una “incompetente para interpretar los datos”. Ella se enfadó y se negó. A escondidas, Watson se reunió con Wilkins, quien se sentía rechazado en su laboratorio y le mostró  la Fotografía 51 a espaldas de Rosalind. En la fotografía se confirmaba la estructura doble helicoidal del ADN.  “Nada más ver la fotografía me quedé boquiabierto y mi corazón comenzó a acelerarse”, declaró Watson más tarde. 

 
La Fotografía 51 de Rosalind Franklin fue clave para entender la estructura del ADN.

La Fotografía 51 que fue tomada por Rosalind Franklin y su ayudante Raymond Gosling, y que Wilkins enseñó a escondidas a Watson. Fue la clave para entender la estructura del ADN.

 

Watson esbozó la Fotografía 51 para enseñarsela a Crick, y con la información fueron a ver al director de los laboratorios de Cambridge, Lawrence Bagg, quien les permitió volver a construir el modelo. Era el 4 de febrero de 1953. Su supervisor, Max Perutz, quien también era miembro del Comité de Biofísica del Consejo de Investigación Médica, les entregó informes de Franklin y Gosling en los que se incluían importantes conclusiones, entre ellas, que las bases nitrogenadas están situadas en el interior de la molécula y que la estructura tiene forma helicoidal. Con los datos, un conjunto de evidencias recopiladas por Rosalind Franklin en años, Watson y Crick lograron resolver la estructura del ADN y comprendieron cómo se replica el ADN: la separación de la hélice produce dos plantillas para crear dos nuevas hélices cada una idéntica a la original. Así supieron que el ADN no sólo es una molécula; es el molde para la vida. El 28 de febrero de 1953 declararon haber descubierto “el secreto de la vida” en el pub Eagle de Cambridge.

Para entonces, Rosalind ya había decidido marcharse del King’s College. Antes, redactó unas publicaciones en Acta Crystallographica en los que escribió que la estructura del ADN era de doble hélice. Las publicaciones salieron a la luz unos días después del descubrimiento de Watson y Crick, quienes necesitaban demostrar que su modelo era correcto. Rosalind se trasladó a Cambridge para revisar el modelo y lo aceptó inmediatamente. Desconocía cuánta de su información había sido utilizada. Watson y Crick querían tomar la delantera a Pauling y les apresuraba publicar rápido, pero les detenían varios hechos: primero, que la investigación se había llevado a cabo en la institución rival; segundo, que el traspaso de información se había producido de forma irregular; y tercero, que ellos no tenían proyecto oficial.

La publicación de la estructura del ADN

Ante las irregularidades, los dos directores de los laboratorios, Bragg del Cavendish y Randall del King’s, llegaron a un acuerdo con los editores de la revista Nature. En total, se escribieron tres artículos bajo el nombre “Estructura molecular de los ácidos nucleicos” que se publicaron en abril de 1953: el primero, el de James Watson y Francis Crick en el que describieron la estructura del ADN; el segundo, de Maurice Wilkins y sus colaboradores basados en sus propios datos experimentales; y el tercero, el de Rosalind Franklin y Raymond Gosling que únicamente constó como una prueba de que el modelo de Watson y Crick era correcto. Los dos científicos nunca mencionaron en qué medida Rosalind proporcionó la información esencial. Solo hicieron un escueto agradecimiento a pie de página: “Hemos sido estimulados por el conocimiento de la naturaleza general de resultados experimentales no publicados y las ideas de Wilkins, Franklin y sus colaboradores.”

 
Rosalind Franklin en 1956 en el Congreso de Cristalografía en Madrid.

De izquierda a derecha: Anne Cullis, Francis Crick, Donald Caspar, Aaron Klug, Rosalind Franklin, Odile Crick y John Kendrew en el Congreso de Cristalografía en 1956, en Madrid.

 

Aunque el artículo de Rosalind fue el tercero en orden de publicación, se había redactado un mes antes de ver el modelo propuesto por Crick y Watson. Sus ideas aprobaban el modelo porque el modelo estaba basado en sus experimentos de años de trabajo y en sus conclusiones. Watson y Crick sin ella no hubieran conseguido nada

Cuando los artículos se publicaron, Rosalind Franklin ya trabajaba en el laboratorio de Birkbech College, donde era mucho más feliz. Dejó atrás las investigaciones sobre ADN y se centró en estudiar los virus con la técnica de difracción de rayos X junto al químico Aaron Klug, posterior ganador del Premio Nobel de Química en 1982, por el desarrollo de métodos cristalográficos para descifrar los complejos proteínicos de los ácidos nucleicos. En el Birkbech College realizó lo que ella consideraba su gran descubrimiento: resolvió la estructura compleja de los virus y encontró el elemento infeccioso. Rosalind demostró que las moléculas de ARN, a diferencia de las del ADN, están formadas por una sola hebra. 

Rosalind ganó reputación internacional y realizó conferencias en EEUU. En uno de sus viajes, empezó a sentir dolor abdominal y cuando volvió a Reino Unido le diagnosticaron cáncer, posiblemente debido a su trabajo durante años con los rayos X. A pesar de ello, Rosalind trabajó sin parar hasta que falleció el 16 de abril de 1958. Tenía 37 años. Nunca supo lo que sus investigaciones y descubrimientos del ADN contribuyeron a Watson y a Crick.

El Nobel que Rosalind Franklin nunca recibió

Cuatro años después de la muerte de Rosalind Franklin, los científicos Watson, Crick y Wilkins recibieron el Premio Nobel de Medicina por su descubrimiento del secreto de la vida. No hubo ninguna referencia a Rosalind salvo por una pequeña referencia de Wilkins.

 
Wilkins, Crick y Watson reciben en 1962 el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento de la estructura del ADN.

Wilkins (izquierda), Crick (segundo por la izquierda) y Watson (segundo por la derecha) en 1962 cuando recibieron el Premio Nobel de Medicina. 

 

Hoy no hablaríamos de ella ni se le reconocería su increíble trabajo si no fuera por el libro autobiográfico de Watson en el qué reconoció utilizar el trabajo de Rosalind a espaldas de ella: “Rosy, por supuesto, no nos dio directamente sus datos. De hecho, nadie en King’s se dio cuenta de que estaban en nuestras manos”.

El tono maleducado con el que aludía a Franklin, en el que se refería a ella con el diminutivo de “Rosy”, que ella rechazaba, la forma en la que la criticó riéndose de su aspecto y forma de vestir o poniendo en duda su competencia científica ofendieron su memoria, provocó la reacción de mucha gente. Watson tuvo que disculparse en un epílogo en el que declaraba que “no había sabido valorar las dificultades de las mujeres en ser aceptadas en el mundo de la ciencia, mundo en el que frecuentemente se considera a las mujeres como mera diversión del pensamiento serio”. Poco hizo por suavizar el personaje de Rosalind.

Rosalind sí tuvo reconocimiento de otros compañeros que honraron su trabajo. Aaron Klug, el colaborador de Franklin en el Birkbech College, publicó un artículo en Nature en el que reconocía la importancia de los datos recabados por Rosalind para el descubrimiento del ADN. Cuando en 1982, Klug recibió el Nobel de Química por su trabajo con los virus sí honró la contribución de Rosalind.

Rosalind Franklin contribuyó a descubrir la estrucutra del ADN y también la estructura compleja de los virus.

Rosalind Franklin no solo contribuyó a descubrir la estructura del ADN, también resolvió la estructura compleja de los virus. 

Su reconocimiento es, seguramente, muy distinto al que ella esperaba. Estaba orgullosa por su trabajo con el carbón y los virus y nunca supo que había estado compitiendo en una carrera por descubrir la estructura del ADN ni como de decisivo habían sido sus investigaciones. El trabajo persistente de Rosalind, su tenacidad y decisión fueron fundamentales y esenciales para descubrir el secreto de la vida, uno de los mayores descubrimientos del siglo XX. Una carrera corta que, aunque se quiso silenciar, invisibilizar y de la que se apropiaron otros, hoy recibe el foco. Nunca recibió el Nobel porque no se entrega de manera póstuma. Si no fuera por eso, posiblemente, hoy tendría dos.